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Illimani Patiño

8 de abril de 2019

Gracias a la conciencia social, los taxis parecen vencer a Uber en Berlín y otras ciudades europeas

La plataforma digital de transporte Uber parece ser el ganador del auge del transporte alternativo en la última década, con 75 millones de usuarios y 3 millones de conductores. La compañía con sede en San Francisco domina, opera en 84 países y ha completado casi 5 billones de recorridos, dominando incluso el difícil mercado chino.

Sin embargo, la plataforma también ha sido blanco de muchas críticas y disputas legales con los gobiernos locales, así como con sus mismos conductores a quienes no reconoce como ‘trabajadores’ sino como ‘colaboradores’, rehusandose a pagar cualquier tipo de seguridad social.

En Los Ángeles, por ejemplo, miles de conductores se han organizado para pedir a Uber condiciones dignas de trabajo, pues la plataforma ha aumentado paulatinamente el porcentaje de las ganancias sobre cada viaje que realizan los conductores. Uber se ha negado a negociar.

Taxistas piden una competencia justa con Uber en Portland, Estados Unidos

Más allá de esto, Uber ha tenido cientas de disputas con diferentes gobiernos locales y nacionales de diversos países, especialmente por su negativa de acogerse a la reglamentación sobre licencias y pago de impuestos a los servicios de transporte público, según ellos, porque son solamente una plataforma de contacto entre el conductor y el cliente.

En Alemania, por ejemplo, dejó de operar en 2015 en todas las ciudades a excepción de Munich en Berlín, solo volviendo a finales del año pasado y comprometiéndose a seguir la estricta reglamentación del transporte alemán.

En este sentido Uber ha sido incapaz de dominar el mercado europeo, a pesar de dominarlo en otros lugares del mundo. De hecho, en los últimos años han surgido nuevas aplicaciones que parecen poner en duda la supremacía de Uber: Lyft en Estados Unidos, Ola en India y Didi Chuxing en China, algo que confirma la inminente fragmentación del mercado.

En Europa, los taxistas han logrado sobrevivir al auge de las nuevas plataformas. Por un lado, la alta regulación del mercado y la gran seguridad social no permite que las plataformas tengan un trabajo sencillo en vincular conductores dispuestos a recibir muy poco dinero por cada trayecto, lo cual incrementa los precios.

Se debe considerar también que los taxistas han logrado organizarse alrededor de plataformas propias como MyTaxy, que ha logrado conquistar el mercado alemán y británico con tarifas competitivas, facilidades de pago (como contact-pay desde el celular) y un trato amable tanto con el cliente como con los conductores.

La semana pasada tuve la oportunidad de usar ambas opciones en Berlín y la verdad es que los precios fueron muy similares. La diferencia, sin embargo, radicó en el mejor servicio por parte de los taxistas, quienes tienen claramente mejores condiciones laborales.

Uber ha tenido que acogerse a diversas regulaciones para volver al mercado alemán. Por ejemplo, los conductores deben tener exámenes físicos y mentales para demostrar que tienen aptitudes necesarias para prestar el servicio o exigir que después de cada servicio los automóviles vuelvan a la base.

Se debe buscar un equilibrio entre la competencia libre que acelere la innovación y las regulaciones necesarias tanto para la seguridad de los clientes, como para la vida digna de los conductores, lo cual incluye salarios dignos.

Los consumidores europeos, a diferencia de los americanos, parecen entenderlo, prefiriendo apoyar a las aplicaciones que demuestran un compromiso real con con sus conductores y su responsabilidad social.

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