Lo que sabemos de la adquisición de Electronic Arts por un fondo árabe
A falta de la culminación oficial del proceso, todo está acordado para que la popular desarrolladora Electronic Arts (EA) sea adquirida por el Fondo de Inversión Pública (PIF) de Arabia Saudita por 55.000 millones de dólares.
Mientras la adquisición de Activision Blizzard por parte de Microsoft enfrentó un largo y complejo escrutinio antimonopolio debido a una posible amenaza para la competencia por parte de los productos y servicios Xbox, esta operación tendría menos obstáculos regulatorios. Aquí no se trata de la integración de dos grandes competidores directos, sino de la compra de un desarrollador por parte de un fondo de inversión.
Esta operación, la más grande de capital privado en la historia de los videojuegos, es la pieza central de un plan meticuloso con el que el reino pasa de ser inversionista a propietario de algunas de las franquicias más icónicas de los videojuegos gracias al trabajo de largos años que ha pocisionado a Electronic Arts como una de las grandes del sector.
La adquisición culmina el plan de inversión agresiva y progresiva del Fondo de Inversión Pública (PIF) de Arabia Saudita. Solo en las últimas semanas, el fondo había desembolsado 3.500 millones de dólares por la división de juegos de Niantic, la compañía detrás de Pokémon GO. Anteriormente, su filial Savvy Games Group adquirió Scopely Inc. por 4.900 millones en 2023, y ya mantenía participaciones significativas en gigantes como Nintendo y Take-Two Interactive.
Con esta adquisición, el consorcio liderado por el PIF —en el que también participan la firma de capital privado Silver Lake y Affinity Partners, de Jared Kushner— no solo adquiere estudios de desarrollo, sino un pedazo fundamental de la cultura pop occidental. Franquicias como EA FC (antes FIFA), Los Sims, Need for Speed y Battlefield, que han vendido cientos de millones de copias, pasarán ahora a un portafolio controlado por la entidad que gestiona la riqueza petrolera saudí.
La compra de EA, sin embargo, marca un cambio de calidad. Ya no se trata de tener acciones en una empresa que cotiza en bolsa, sino de tomar el control total y convertirla en una compañía privada. Esto saca a EA del escrutinio público de los mercados bursátiles después de más de cuatro décadas, otorgando a sus nuevos dueños un control absoluto sobre su dirección estratégica.
El futuro de EA: ¿Continuidad o reestructuración?
Según lo anunciado, Andrew Wilson, el actual CEO de EA, permanecerá en su cargo. En sus declaraciones, calificó la transacción como un “poderoso reconocimiento” al trabajo de la empresa. No obstante, la estructura de financiamiento —que incluye 36.000 millones de dólares de los compradores y el resto mediante deuda— genera preguntas inevitables.
La industria observa con atención si la presión por generar un flujo de caja robusto para servir esa deuda podría traducirse en reestructuraciones internas o en una mayor intensificación de los modelos de monetización en juegos como EA FC o Los Sims. Bajo propiedad privada, las decisiones de inversión a largo plazo y el riesgo de recortes para optimizar costos suelen estar sujetas a una lógica financiera distinta a la de una empresa pública.
Con esta operación, Arabia Saudita consolida su transición de ser un simple financista a un operador activo y uno de los dueños más influyentes del entretenimiento interactivo a nivel global. Esto redefine el equilibrio de poder en la industria y plantea una pregunta fundamental para el futuro sobre cómo influirá la visión de sus nuevos propietarios en la innovación creativa y la evolución de franquicias que son patrimonio cultural para millones de jugadores en todo el mundo.
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