Call of Duty: Black Ops III, el retorno de la subsaga que conquistó a los aficionados
Treyarch estrena su ciclo de desarrollo de tres años con Call of Duty: Black Ops III, el retorno de la subsaga que conquistó a los aficionados. Lo hace, además, introduciendo cambios en cada uno de los tres pilares del juego. ¿Merece la pena esta nueva entrega?Es difícil, si uno es fan de la franquicia Call of Duty, no recordar con cariño y una pizca de nostalgia el primer Modern Warfare, lanzado en 2007 y es difícil, sobre todo, porque todavía hoy sigue siendo uno de los mejores títulos de la historia de la saga y, más allá, uno de los mejores FPS jamás lanzados. Con la llegada de Call of Duty 4: Modern Warfare se establecieron las bases que, año tras año, han seguido decenas de FPS.
Igual que Call of Duty 2, otro de los títulos más destacados de la marca, dicha entrega había sido desarrollada por Infinity Ward, los que claramente parecían la principal potencia creativa de la franquicia, dejando a Treyarch en un segundo plano. Pero entonces, tras polémicas, demandas y despidos, el grueso creativo de Infinity Ward abandonaba el barco (crearían después Respawn Entertainment, estudio detrás de Titanfall) y el resto de títulos del estudio se convertían en meras continuaciones añadiendo aquí o allí (Modern Warfare 2 y Modern Warfare 3) o, directamente, en el peor Call of Duty hasta el día de hoy, Ghosts.
Mientras tanto, Treyarch siguió trabajando a buen ritmo y a un notable World at War (que incluyó algo tan querido hoy en día como el modo Zombis) y un refrescante primer Black Ops les siguió Black Ops II, el que para muchos es el mejor Call of Duty del último lustro debido, en gran parte, a uno de los multijugadores más equilibrados y con un mejor diseño de mapas de la saga.
Es por ello que, pese al destacable estreno de Sledgehammer con Advanced Warfare, la comunidad esperaba con ansia el siguiente trabajo del estudio de Mark Lamia y David Vonderhaar. Ver cómo les había sentado el ciclo de desarrollo de tres años y qué tal era su entrada en la nueva generación eran dos de los grandes alicientes de un Black Ops III que, ya en su fase beta, nos dejó muy buenas sensaciones.
Lo que más me llamó la atención fue el esfuerzo de Treyarch y Activision por dejar claro que habían concebido un modo historia diferente a lo que se había hecho antes en la franquicia: con posibilidad de juego cooperativo a cuatro jugadores, con una duración notablemente mayor y, sobre todo, con un desarrollo narrativo que prometían más denso y profundo.
Estamos ante el título con más contenido de la franquicia
Después de haber invertido un tiempo considerable en la beta ya mencionada, preferí empezar mi contacto con el juego final por un modo historia que terminaba una docena de horas después y me dejaba con un profundo regusto agridulce. Las buenas intenciones eran palpables y se agradece que en una marca tan anquilosada y estática como Call of Duty se intenten cosas distintas pero, a la hora de la verdad, la campaña de Black Ops III es fallida a prácticamente todos los niveles.
El cooperativo tan publicitado se intuye metido con calzador, sin zonas o enfrentamientos que parezcan pensados para jugar con amigos de forma colaborativa; la mayor duración incide en un ritmo sumamente irregular y en cantidad de tiroteos que se notan alargados artificialmente (querer que una fase de acción en un Call of Duty acabe ya no puede ser bueno) y la trama nos lleva, en excesivas ocasiones, por derroteros un tanto “paranormales” que, en lo personal, suelo aborrecer demasiado deprisa. No creo que haya necesidad, en una franquicia como Call of Duty, de tocar según qué teclas. Y ahí entra, también, el exceso de escenas y diálogos que traban el ritmo. Pese a todo esto, la historia nos deja un par de fases memorables y la forma de elegir qué habilidades utilizar y cómo jugar sigue permitiéndonos jugar de formas bastante diferenciadas, algo que agradeceremos.
En cuanto a los zombis, Sledgehammer intentó aprovechar el tirón de dicho modo pero su intento quedó a medio terreno y terminó lejos de los estándares que había marcado Treyarch en entregas anteriores y que aquí lleva más allá en el bautizado como Shadows of Evil, un modo zombis con estética noir que perfectamente podría ser lanzado como un juego completo. Mantiene las señas de identidad de la franquicia pero, aquí sí, es más grande y mejor. El añadido más diferencial, además de la propia estética de la ciudad ficticia de Morg City, es la posibilidad de convertirnos en una suerte de monstruo (me ha recordado mucho a los poderes en la franquicia The Darkness) con el que acabar de forma rápida y precisa con los muertos vivientes. Y, aunque no daremos más detalles, no es el único modo relacionado con los zombis. Aquí sí: más y mejor que nunca.
El diseño de mapas queda muy lejos de lo que cabía esperar de Treyarch. Y más después de Black Ops II
Pero, al fin y al cabo, donde está desde hace muchos años el núcleo de la saga es en el multijugador competitivo y ahí es donde Treyarch no debía fallar. Decidieron desechar los exo-esqueletos de Advanced Warfare y, en su lugar, han introducido un sistema de movimientos encadenados que funciona bastante bien, requiere algo más de habilidad y sitúa la movilidad en un punto medio entre los títulos clásicos y el juego de Sledgehammer. El otro cambio está en los bautizados como especialistas, nueve clases de personaje que cuentan con una habilidad o arma especiales entre las que elegir y que podremos usar a modo de racha (o ultimate, si nos metemos en el terreno de los MOBA). El principal miedo aquí era que este añadido provocará un desequilibrio exagerado de las partidas pero, pese a que hay tres o cuatro indiscutiblemente superiores al resto, será difícil percibir que una habilidad o arma concreta pueden darle un vuelco a la partida. Otra cosa será, eso sí, encontrarnos con equipos llenos de un mismo especialista.
Jugablemente sigue teniendo el mismo feeling de siempre y las sensaciones con el mando en la mano son inmejorables. Por suerte, parece que estos primeros días sigue sin encontrarse “el arma” del juego y será común encontrarse con enemigos utilizando una amplia selección del variado e interesante armamento que nos ofrece Treyarch. Quizá el sistema de progresión pueda aturullar a los más novatos (subimos de nivel las armas, los especialistas y nosotros mismos, obteniendo mil y un desbloqueables distintos) pero, en líneas generales, el núcleo del multijugador es prácticamente impecable.
Lo que por desgracia no lo es, y aquí reside parte vital del posible éxito o fracaso de un multijugador, es el diseño de niveles. Si Black Ops II nos dejó algunos de los mejores mapas de la historia de la franquicia (Express, Hijacked, Raid, Standoff o Yemen), en Black Ops III nos encontramos con despropósitos a nivel de respawn y equilibrio en los modos (no es lo mismo jugar un combate a muerte que un ByD, por ejemplo) como Aquarium, Exodus o Evac. Además, no parece haber una regla clara que rija el diseño y podemos encontrarnos con mapas excesivamente grandes y abiertos y otros con un exceso o unos en los que queda claro que han sido pensados con los nuevos movimientos en mente y otros que podrían funcionar sin problema en entregas clásicas. Asimismo, el intentar alcanzar puntos elevados o sortear obstáculos y que una pared invisible nos lo impide ocurrirá más de la cuenta en nuestras primeras partidas ya que Treyarch no delimita de forma orgánica y clara los caminos a seguir. Un trabajo vago e irregular en este aspecto.
Por último, no quería dejar de comentar un par de puntos sobre esta entrega en particular y la franquicia en general. En pleno 2015, dos años después de que PlayStation 4 y Xbox One llegaran al mercado, seguimos con promesas de un motor gráfico de nueva generación y, ni de lejos, es lo que tenemos con Black Ops III. No luce mal en absoluto pero sí que queda muy lejos de lo que cabe esperar de un proyecto next-gen y, de hecho, en ciertos aspectos da pasos atrás con respecto a lo visto en Advanced Warfare. Además, ya son demasiados años los que una de las franquicias más rentables de la historia llega sin servidores dedicados. Todo ello por no hablar de una versión de Xbox 360 y PlayStation 3 de auténtica vergüenza: 30 frames por segundo inestables, un recorte gráfico que pone al título por debajo de juegos de la saga lanzados hace años y llegar sin modo historia son solo algunas de las “bondades” de esta versión.
7Call of Duty: Black Ops III es el ejemplo claro de que más no es siempre mejor. Es una de los lanzamientos más completos de la franquicia pero, a su vez, también es uno de los más irregulares: se intuyen las buenas intenciones en un modo campaña que termina naufragando por sucesivas decisiones erróneas, el modo multijugador aúna añadidos destacados y un diseño de niveles mejorable y, eso sí, hablamos de la entrega perfecta para los amantes de los zombis. No deja de ser curioso que uno de los Call of Duty que más ha buscado cambiar lo establecido sea también uno de los más fallidos. – El multijugador sigue siendo sólido y teniendo contenido para meses.
– Zombis. No ha habido un Call of Duty mejor en ese aspecto.
– Desbloqueables, secretos, easter eggs. Mucho que hacer. – El modo historia. Irregular jugable y narrativamente.
– Un diseño de mapas del multijugador muy mejorable.
– Ausencia de servidores dedicados después de diez años.
– La versión de PS3 y Xbox 360. Vergonzosa.
– Su apartado técnico sigue sin demostrar que hemos cambiado de generación.
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