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1 de octubre de 2025

Elon Musk protagoniza un boicot en contra de Netflix para que usuarios cancelen suscripciones

El entorno digital contemporáneo está demostrando cómo la influencia en redes sociales puede convertirse en un factor determinante para manifestarse en contra de alguna situación. El caso más reciente involucra a Netflix, plataforma que se ha visto afectada por un movimiento de cancelación masiva impulsado desde la red social X, anteriormente Twitter, con Elon Musk como protagonista.

El origen del fenómeno se sitúa en la publicación por parte de Musk en la que escribió «Same» («Igual») en respuesta a un usuario que anunciaba la cancelación de su suscripción a Netflix. Esta intervención, aparentemente menor, activó un mecanismo de amplificación algorítmica característico de las plataformas sociales, dando visibilidad a un movimiento que venía gestándose desde días anteriores.

El contexto previo mostraba ya un creciente malestar entre segmentos conservadores de la plataforma, motivado por la circulación de capturas de pantalla atribuidas a Hamish Steele, creador de la serie animada «Dead End: Paranormal Park» de Netflix. Dichas imágenes, cuya autenticidad permanece sin verificación, contendrían supuestos comentarios inapropiados sobre el asesinato del activista Charlie Kirk.

La escalada de este boicot contra la plataforma de streaming ilustra patrones característicos de la economía de la atención digital: la intervención de figuras con alta capital de influencia —Musk cuenta con cerca de 227 millones de seguidores en X— actúa como catalizador de movimientos, transformando descontentos dispersos en acciones coordinadas. La etiqueta #CancelNetflix alcanzó tendencia en Estados Unidos, acompañada de miles de capturas de pantalla mostrando cancelaciones de suscripciones.

«Cancela Netflix por la salud de tus hijos», escribió Musk en otro post de X.

Además de ejercer como promotor del boicot, es competidor directo a través de Xverse, su plataforma de streaming lanzada en marzo de 2025, lo que añade capas de complejidad al análisis de sus motivaciones e impacto.

Netflix mantiene hasta el momento una estrategia de no confrontación directa, optando por el silencio institucional frente a las acusaciones. Esta posición refleja el desafío que enfrentan las corporaciones de entretenimiento al navegar conflictos culturales amplificados digitalmente, donde las respuestas formales pueden intensificar en lugar de contener la controversia.

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