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Andrea Jiménez

1 noviembre, 2018

¿Humanización de la tecnología y robotización de los humanos?

Es una realidad, los alcances de la tecnología que alguna vez consideramos demasiado futuristas para nuestra época, llegaron para quedarse, y nuestra capacidad de asombro pareciera haber reducido sus esfuerzos gracias a los super poderes de la #robótica y a la popular inteligencia artificial. Ya no es suficiente pensar un futuro: hay que crearlo. Tenemos la oportunidad de automatizar, optimizar, facilitar y alivianar nuestros quehaceres diarios a través de algoritmos elaborados, fórmulas de ingeniería, lenguajes de programación y recursos que bien podría decirse, están a la mano. Así que ¿quién se limitaría pudiendo hacer la vida más fácil en términos operativos?

 

Si bien esa pregunta es el equivalente al ¿por qué no? Teniendo en cuenta que el “para qué”, “el por qué” y el “cómo” están resueltos, podríamos detenernos a pensar en la “humanización” que estamos imprimiendo en nuestras creaciones. Es posible que detrás de estas cuestiones vengan otras tantas que intenten replantear el crecimiento acelerado de nuestras intenciones con la robótica y la manera en la que pretendemos incorporarlos a nuestras vidas de manera determinante.

 

Sexbots, niñeras, conferencistas, operadores de maquinaria y hasta profesores, los robots se han convertido en más que una herramienta para cargar peso, transportar elementos de un lugar a otro y recoger la basura. Ellos están cumpliendo los roles que los humanos generalmente desarrollamos, y nosotros estamos confiándole a la #tecnología nuestra formación, el cuidado de los niños y nuestra vida sexual, solo por nombrar algunos ejemplos. Esto era de lo que hablaban Los Supersónicos y algunas producciones de Hollywood cuando intentaban recrear un futuro entre asombroso e inquietante, que estaba no muy lejos y que de repente nos encontró.

 

¿Estamos delegando nuestro rol?

 

Es indiscutible la utilidad de la robótica y lo que la inteligencia artificial ha hecho con nuestros celulares, nuestros electrodomésticos e inclusive con nuestra casa, sin embargo, y de nuevo vienen las preguntas, ¿estamos volviéndonos automáticos nosotros? ¿Estamos dejando en manos de la tecnología las funciones que nos competen a nosotros? ¿Estamos operando en modo automático nada más? ¿Tendrá esto consecuencias? Y así por el estilo cuestiones que pueden desprenderse como las ramas de un árbol y que posiblemente no tengan la misma respuesta. Somos nosotros quienes creamos la necesidad que está más allá de nuestra propia existencia y los responsables de corresponder a nuestra propia demanda, como seres humanos.

 

Es cierto, la robótica, la inteligencia artificial y la tecnología en general han llevado nuestra comodidad y la esperanza de vida más allá de los límites conocidos alguna vez por el hombre: cura de enfermedades, procedimientos más óptimos para nuestra salud y ahorro de esfuerzo para tareas pesadas, sin embargo, más allá de lo que trasciende nuestra calidad de vida, ¿estamos abusando de las herramientas robóticas para hacer ilimitada a la tecnología, y limitadas nuestras capacidades y funciones como seres humanos? Un tema implícito que se anida entre nuestro miedo y nuestra comodidad.

 

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