USB: el estándar que simplificó el mundo de la tecnología
Fotografía por Jonathan Hernández
Hoy en día son pocas las personas que no han escuchado hablar sobre el USB, unas siglas que llegaron en 1.995 para quedarse en la vida de la mayoría de personas y que representan uno de los estándares más populares de la tecnología. Se trata de un puerto industrial que define los cables, conectores y protocolos utilizados para conectar, comunicar y proveer información entre un computador y otro periférico.
El cable que todo el mundo conoce como USB (Bus Universal en Serie según Wikipedia) fue creado con ese objetivo, el de reemplazar todos los puertos y cables que existían hace 20 años y lograr crear un único estándar para facilitar el trabajo de los fabricantes y desarrolladores de hardware de aquella época que apenas estaban incursionando en la creación de computadores y otros dispositivos.
Actualmente, el USB domina el mercado y ya va por su versión 3.1 o USB -C, y sigue conectado computadoras y toda clase de dispositivos como cámaras fotográficas, discos externos, impresoras, teclados, monitores, tarjetas gráficas y de sonido e incluso ventiladores. Sus únicos rivales serían las conexiones inalámbricas Bluetooth y Wi-Fi, pero aún con sus problemas de estabilidad no representan una amenaza para el estándar que ya todos conocemos.
Una alianza necesaria
El estándar USB nació en 1.996 con su primera versión comerciable, la 1.0. Su velocidad de transferencia varía entre 1,5 Mbit/s y 12 Mbit/s en función del dispositivo que esté conectado. No obstante, el reconocimiento del USB comenzó con la versión 1.1, lanzada en septiembre de 1.998 junto a varios dispositivos que comenzaron a adoptar este cable como complemento.
Una alianza entre compañías como Apple, Compaq, Hewlett-Packard, IBM, Microsoft, Intel o Nortel dio como resultado la creación del USB-IF (USB Implementers Forum). El objetivo de la alianza era diseñar un estándar que permitiera conectar cualquier periférico o dispositivo sustituyendo las decenas de opciones que incorporaban otros fabricantes por aquella época. Lo anterior ahorraría costes y esfuerzos en su desarrollo, implementación y en la configuración del software. Además, se convertiría en el estándar más rápido inventando hasta ahora.
El encargado de crear lo que sería el nuevo estándar fue Ajay Bhatt, ingeniero computacional, que para ese entonces trabajaba con Intel. Además de ser el coinventor del USB, Bhatt también fue responsable de la creación de otros puertos como el AGP o PCI Express. De esta manera, en apenas dos años, y después de cinco versiones previas, el equipo a cargo de Bhatt logró crear la primera versión funcionable del puerto USB.
El primer computador que llegó al mercado con puertos USB fue el iMac de 1998. Entre los puertos de entrada, contaba con dos USB 1.1, dos entradas minijack para auriculares y dos puertos FireWire. Con esto, Apple dejaba en claro su apoyo al USB. Y también al FireWire, un estándar que llegó a hacerle competencia al primero pero que su historia no terminó de buena manera.
Bastaron dos años para que la industria mirara con los mejores ojos al USB, aunque como era de esperarse, en su primera fase era común ver las dos conexiones para que el consumidor pudiera elegir, el puerto clasico con USB y sus cables.
La versión mejorada
Para el año 2000 se lanzó la versión 2.0 del USB, una versión mucho más completa y con mayor capacidad de transferencia, llegando a tomar lugar como el estándar utilizado hasta hoy día.
Recordemos que la versión USB 1.1 podía transmitir hasta 12 megabits por segundo. Pues bien, la versión USB 2.0 sube la capacidad hasta 480 megabits por segundo, además de ser retrocompatible, de manera que si se contaba con un dispositivo compatible con la versión 1.1, el puerto 2.0 adopta la transferencia del primero.
Sin embargo, esto no fue lo único que llegó con la versión 2.0, pues también se comenzó a popularizar el concepto plug and play, que ya existía desde los años 80 pero para entonces no se había logrado poner en práctica hasta la llegada del USB 2.0. El objetivo era poder conectar y desconectar un periférico las veces necesarias, en especial dispositivos de almacenamiento externo, como las memorias USB. La fusión de esta tecnología de memorias flash y la llegada del USB 2.0 hicieron posible la masificación de este dispositivo, que empezó en el 2000 con una capacidad de 8 MB pero que actualmente se pueden encontrar pendrives con capacidad de hasta 256 GB.
Pero no todo ha sido bueno para el USB 2.0, pues con la llegada de otros puertos como el miniUSB y el microUSB se repitió la misma historia que llevó a la creación del estándar: tener el puerto adecuado para cada dispositivo.
Nuevos intentos de mejora para el futuro
Actualmente existen dos versiones de USB en el mercado, la 2.0 que todos conocemos y la USB tipo C, que nace de la especificación USB 3.1 y que ha logrado una mejor recepción por parte de fabricantes y grandes compañías tecnológicas, un ejemplo de ello es Apple, quien está comenzando a incorporar el USB-C a sus dispositivos.
Diseñada por el mismo consorcio que creó el estándar USB, el USB IF, la versión C del USB llegó al mercado en 2014 y sus ventajas son muy obvias: en primera instancia, su diseño permite conectar el cable sin importar la manera en que se encuentre, es decir, no tiene una sola manera de conectarse, ofrece una transferencia de datos más rápida y permite cargar baterías de smartphones, tabletas y PC’s.
¿Qué pasará en el futuro? Para empezar, el estándar USB seguirá presente en casi todos los dispositivos, ya que las conexiones inalámbricas como el Wi-Fi y Bluetooth aún no responden a las necesidades que puede resolver un puerto físico.
La siguiente generación sería la 4, pero estará enfocada en otro tipo de conexiones, como los servidores y redes de alto rendimiento. Además tendrá capacidades de transferencia de 40 Gbit/s y podrá ser incorporado en dispositivos de compañías como Apple e Intel.
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