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Jeniffer Espinosa

25 junio, 2019

Científicos crean pez robótico que funciona con sangre sintética

La robótica es un campo en expansión en el que se mezclan los conocimientos de múltiples áreas y cuyos resultados finales generan enormes sorpresas y preguntas frente a los desafíos futuros, mucho más luego de la presentación de los más recientes avances científicos, los cuales parecen trazar una nueva ruta de desarrollo en lo que la motivación se ha trasladado de su diseño, a los procesos de ingeniería que están detrás de los desarrollos finales presentados ante el mundo.

Este hecho se revalida con la más reciente presentación de un grupo de científicos estadounidenses pertenecientes a la Universidad de Cornell en New York, que lograron crear un sistema circulatorio sintético que permite a un pez robótico nadar autónomamente durante un largo periodo de tiempo.

El proyecto encabezado por el ingeniero y experto en robots blandos (máquinas ágiles que imitan la naturaleza), Robert Shepherd, asegura que tras este mecanismo inspirado inicialmente en un pez León, podría incubar un nuevo futuro para la industria robótica al permitir vislumbrar mejoraras en términos de eficiencia y autonomía en los robots del futuro.

El sistema circulatorio sintético funciona por medio de un líquido hidráulico que simula el flujo de nuestra sangre y le permite al pez impulsarse tanto mecánica como eléctricamente, según revela el artículo presentado en la revista Nature.

En las pruebas, el robot demostró tener una gran capacidad de respuesta al nadar contra corriente, por medio de movimientos en sus aletas ubicadas en los pectorales y la cola metálica, de la misma manera que el pez lo haría en un entorno natural, dando por resultado un prototipo inicial con una gran capacidad de almacenamiento y distribución de energía autónomamente para estar en movimiento durante largos periodos de tiempo.

El prototipo que ya se posiciona como un mecanismo novedoso, le permite sobrepasar los diseños robóticos existentes, en los cuales el hecho de desempeñar una función, necesariamente implicaba el uso de un componente o fuente de alimentación, por lo que este forma un complejo sistema de distribución que simplifica múltiples movimientos en una sola corriente alterna que es generada por la imitación de un sistema circulatorio, sin grandes aumentos de peso como en el caso del uso de las baterías, las cuales disminuían la capacidad y autonomía del robot al sumarle peso.

Los científicos lograron el prototipo, gracias a un enorme análisis en los fluidos hidráulicos de varios prototipos de robots, en los cuales sus fluidos hidráulicos se enfocaban en generar potencia, omitiendo el hecho de su enorme capacidad de almacenamiento de energía, lo cual, al adaptarse de manera similar a un sistema circulatorio por medio de baterías de celdas de flujo de yoduro de zinc intercaladas y que contienen electrolito líquido, le dieron la posibilidad a su equipo de realizar adaptaciones en el sistema de distribución del líquido por medio de bombas, las cuales generaban finalmente reacciones electroquímicas que se traducen en la capacidad de generar la suficiente energía para generar algún tipo de movimiento durante un periodo prolongado de tiempo, lo cual le permitió un funcionamiento teórico máximo de más de 36 horas a una velocidad de más de 1,5 cuerpos por minuto nadado contra corriente.

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