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Stiven Cartagena

16 marzo, 2020

¿Por qué la tecnología ya no dura lo mismo que antes?

La Organización de Consumidores y Usuarios es una organización sin ánimo de lucro y una asociación privada española, ​totalmente independiente, creada en 1975 con el objetivo de defender los derechos de los consumidores. Cada año, la OCU realiza un informe llamado el Barómetro de Obsolescencia Programa en base a la experiencia de los usuarios con distintos dispositivos y la duración que han tenido antes de dañarse.

Pero… ¿qué es la obsolescencia programada?

Se trata de la vida útil que le da un fabricante a su producto, cuando pase ese periodo de utilidad el producto quedará inservible.

La obsolescencia programada se creó para que los consumidores se vieran obligados a adquirir un nuevo producto, bien sea nuevo de la misma marca u otro. La mayoría de los productos tecnológicos de hoy día están programados para «morir», y muchas veces cuando estos dispositivos llegan a su fin es más económico adquirir otro que reparar el que ya se adquirió.

La obsolescencia programada radica en un tema económico, lo que beneficia a las grandes empresas de manera directa. Esto influye también en el desarrollo de la economía global.

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Existen varios tipos de obsolescencia:

Obsolescencia de función, este tipo de obsolescencia se da cuando sale a la venta un producto más avanzado, es decir con nuevas funciones.

Obsolescencia de calidad, en este tipo de obsolescencia el producto después de tener cierto tiempo de uso empieza a presentar fallas y un mal funcionamiento.

Obsolescencia de deseo, ocurre cuando sale a la venta un producto más avanzado y las personas cambian el que ya tienen, solo por cuestiones de estilos o moda.

Dispositivos programados para morir

Una vez entendido el concepto de obsolecesncia programada se resuelven muchas dudas. Según la OCU, el 11% de los problemas en los dispositivos tecnológicos surgen en los primeros seis meses y el 42% antes de los dos años. Durante ese periodo los equipos aún están garantía y se pueden reparar.

En los datos compartidos por el informa de la OCU no hacen referencia a marcas específicas, pero sí a aquellos dispositivos que de una u otra manera están programados para tener una vida útil. El porcentaje que acompaña a los dispositivos es el total de los aparatos dañados.

  1. Smartphones: 28,30%
  2. Impresoras: 9,7%
  3. Aspiradores: 8,7%
  4. Televisores: 8,3%
  5. Tablets: 7%
  6. Lavadoras: 6,3%
  7. Portátiles: 4,3%
  8. Cafeteras: 3,3%
  9. Neveras: 3,3%
  10. Lavavajillas: 3%

Tal vez el caso de los smartphones sea el más justificable, dado el uso continuo que se le da a estos dispositivos. Por otra parte, ver que las impresoras están en segundo lugar no hace más que mostrar los efectos de la obsolescencia programa en todo su esplendor, al ser aparatos tan caros.

Otro dato interesante que arroja el estudio de la OCU calcula que el 40% de los dispositivos dañados no se intentan reparar una vez terminada la garantía. Todo porque, como mencionamos anteriormente, sale más barato comprar uno nuevo que mandar a reparar el que ya se tiene.

¿Hay alguna regulación contra la obsolescencia programada?

Además de las consecuencias económicas que pueda implicar el cambiar un dispositivo cada cierto tiempo, también existen otros problemas que atacan directamente al medio ambiente. Para contrarrestar estos efectos y fomentar un mercado más sostenible, la Unión Europea anunció un nuevo plan de medidas con las que fomentar la reutilización y reparación de los productos.

El objetivo es hacer que los fabricantes produzcan dispositivos y electrodomésticos más sostenibles, además de informar a los consumidores sobre las posibilidades de reparación de los productos en caso de avería.

Además de buscar que la reparación de los productos sea una alternativa más accesible, la UEA busca también mejorar el reciclaje de todos los materiales. Por ahora no se sabe si la medida llegue a latinoamérica, pero es un gran avance para buscar mitigar los efectos negativos de la obsolescencia programada.

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