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Illimani Patiño

3 abril, 2019

Los jóvenes viajan cada vez más por el mundo ¿acelerará esto el calentamiento global?

En los últimos 20 años, el mundo ha vivido un proceso de integración sin precedentes. La llegada de la globalización guiada por el mercado, el internet y las redes sociales, así como la democratización de la información, han permitido no solo el libre flujo de ideas entre los habitantes del mundo, sino también el deseo de los habitantes – especialmente los jóvenes de la generación ‘Millenial’ – de conocer diferentes lugares partes del globo que antes se consideraban como muy lejanas.

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Esto ha ocasionado un auge de la industria turística en el mundo, tanto en los viajes de tipo familiar a destinos paradisiacos de descanso, como en el estilo ‘mochilero’ de bajo presupuesto que está de moda actualmente.

Regiones como el sudeste asiático, el este de Europa y América Latina, se han convertido en lugares de peregrinación para las nuevas generaciones, quienes deciden tomar hasta 1 o 2 años sabáticos para conocer los diferentes destinos que estas regiones pueden ofrecer.

Esto ha traído múltiples beneficios para las regiones que están recibiendo la mayoría de visitantes, tanto desde una perspectiva económica como cultural, pues los locales tienen la oportunidad de interactuar con personas con costumbres distintas.

La moda de ‘viajar’ ha estado también motivada por la desregulación de la industria aérea, lo cual ha disminuido radicalmente los costos de los vuelos – hasta en un 80% – y ha permitido que las famosas aerolíneas low-cost viajen a nuevos destinos y realicen viajes ‘intercontinentales’, como es el caso de Norwegian Air o Air India, que te llevan de Europa a Asia o América por tan solo 300 dólares ida y vuelta.

Sin embargo, existe un sector que no está muy contento con esta nueva tendencia: los ambientalistas. La razón es muy simple, el impacto ambiental de cada pasajero en un vuelo de mediana duración, equivale a un año de emisiones de un automóvil común.

Esto representa un impacto muy significativo considerando que en la última década la industria aeronáutica ha crecido en más de un 30%.

¿Qué podemos hacer? Bueno, es injusto no permitirles a las personas que antes no podían acceder a un tiquete aéreo por sus altos costos que dejen de hacerlo.

Lo que si podemos hacer, es intentar usar opciones terrestres para los viajes de corto y mediano plazo, que tienen una huella ecológica extremadamente menor, aunque a veces son más costosos, especialmente los trenes que tienen una huella menor a la de los buses.

Además, es necesario exigirle a las aerolíneas que inviertan parte de sus ganancias en proteger los pulmones  verdes del mundo, y a los gobiernos presionarlos para que inviertan en seguir desarrollando energías limpias que reduzcan aún más el impacto ambiental de la industria aérea.

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