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Illimani Patiño

8 de abril de 2019

El nuevo bebé real trae complejos ‘dilemas’ tributarios bajo su brazo

El nieto de la duquesa de Gales pasaría a ser el octavo en la línea de sucesión para el trono real británico, que actualmente ocupa la reina Isabel II desde hace 67 años.

El príncipe Harry y su esposa Meghan Markle, miembros de la dinastía real británica, están esperando el nacimiento de su primer hijo a finales de este mes, lo cual ha causado expectativa en todo el mundo desde el anuncio del embarazo de la duquesa de Sussex en octubre del año pasado.

Ahora, además de la prensa del entretenimiento, la familia real y los entusiastas de los asuntos reales, los contadores se unen al grupo a la expectativa del nacimiento, debido a un delicado asunto legal que obligaría al neonato pagar impuestos en los Estados Unidos cuando sea mayor de edad.

Ese hecho, que parecía pasar desapercibido, fue subrayado por Fox News, quienes manifestaron: «El hijo de un ciudadano de Estados Unidos y un extranjero, es considerado ciudadano norteamericano si uno de los padres, Meghan, estuvo presente en el país por 5 años antes del nacimiento».

Todo esto aplica a Meghan Markle, por lo cual el bebé que nacerá en este mes será sujeto de compromisos tributarios con Estados Unidos.

El problema es que tanto Meghan como su futuro hijo, al entrar a hacer parte de la familia real, serán beneficiarios de los 500 millones de dólares de capital que poseen los Windsor, sobre los cuales tendrán que declarar y pagar impuestos, en caso de que reciban más de 104 mil dólares al año de beneficios, algo muy probable.

Además, tendrán que pagar impuestos por regalos de más de 15 mil dólares, como el anillo que recibió Meghan de la reina avaluado en más de mil millones de dólares.

Ahora, existe la opción de renunciar a la ciudadanía, pero esto es un proceso largo y también costoso donde tendrá que pagar impuestos por los bienes que tenga él o su familia en el extranjero.

Por ahora, parece que el fruto de este matrimonio resultará en la migración de parte de la riqueza real británica hacia los Estados Unidos.

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