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Illimani Patiño

28 junio, 2019

Ola de calor nunca antes vista en Europa alerta al mundo sobre los efectos del cambio climático

Las altas temperaturas que azotan el verano del ‘viejo’ continente han encendido las alarmas de los expertos en todo el mundo. Se espera, incluso, que se lleguen a niveles nunca antes vistos en países como Francia y Alemania.

En el sur de Francia, por ejemplo, las temperaturas han llegado a 40 grados centígrados y se espera que aumenten hasta 3 grados más este fin de semana. Para esta época del año se promediaban normalmente 28 a 32 grados.

En el país galo, las altas temperaturas han matado más de 15.00 personas en los últimos 15 años. La situación se complica aún más debido a que junio y julio son los meses de más afluencia de turistas en el país, quienes esperan disfrutar de los paisajes y el aire libre citadino de París y otras ciudades.

Un meteorólogo francés subió una foto curiosa de la similitud del mapa de la actual ola de calor con la de una calavera asustada:

En Alemania se han cancelado clases, limitado la velocidad en las autopistas para controlar la contaminación que aumenta la sensación de calor y se han abierto fuentes públicas para refrescar a los ciudadanos. 3 personas han muerto por choques de frío al intentar ingresar al agua helada.

En todos los países se ha recomendado a las personas permanecer en espacios cerrados con aire acondicionado, tomar mucha agua y evitar consumir alimentos y sustancias que deshidratan al cuerpo, como el alcohol y el cigarrillo.

Polonia, Portugal, República Checa , España e Italia también han llegado a máximos históricos en algunas regiones, alcanzando los 40 grados centígrados en todos los casos.

Esta coyuntura debe cuestionar enormemente las consecuencias del calentamiento global, especialmente cuando alcanzamos puntos de no retorno que amenazan la vida en nuestro planeta, como las altas temperaturas, algo especialmente angustiante cuando líderes globales como Donald Trump se niegan a implementar medidas para reducir la contaminación.

Pero también es necesario cuestionar por qué no se genera una preocupación en el público cuando este tipo de situaciones ocurren en el resto del mundo, como los miles de muertos causados por las inundaciones en Bangladesh o por la sequía en Etiopía y Somalia.

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