SpaceX se niega a desviar un satélite y casi provoca una enorme colisión espacial
Actualmente en el espacio se encuentran cerca de 3.500 satélites orbitando alrededor de la Tierra, una cifra que creció considerablemente en los últimos años, y que no para de aumentar, provocando que varios expertos comiencen a exigir una regulación espacial.
A través de Twitter, la ESA informó el pasado lunes que «por primera vez ha realizado una maniobra para evitar colisiones y proteger a uno de sus satélites de chocar con una mega constelación». El objeto europeo iba a chocar contra uno de los satélites de SpaceX, la compañía espacial propiedad de Elon Musk, y tuvo que desviar su trayectoria ante la negativa de la empresa norteamericana de desviar el satélite.
Holger Krag, director espacial de la ESA, explicó en una entrevista para Forbes que el riesgo de colisión entre los dos satélites era de 1 entre 1.000. Es decir, diez veces más que el límite que normalmente se utiliza para llevar a cabo estas maniobras. El satélite de la ESA lleva en el espacio nueve meses más que el ‘Starlink 44’ de SpaceX, no obstante, esta última se negó a desviar su satélite después de recibir la alerta de colisión.
La negativa de SpaceX
Según Krag, desde la compañía de Elon Musk tras recibir el aviso de colisión respondieron que no planeaban tomar medidas. El director de la ESA se quejó de que ya llevan meses intentando contactar con SpaceX, específicamente desde que la compañía lanzó el pasado mes de mayo su proyecto Starlink.
El satélite de SpaceX es uno de los 60 que lanzó en mayo al espacio con el objetivo de crear su propio servicio de internet espacial, un proyecto a cargo de Elon Musk con el que quiere ofrecer cobertura desde el espacio a todo el planeta, llegando a zonas donde actualmente no hay conexión a internet.
Para finalizar, el equipo de Krag supo que tenía que dar un paso adelante: «Estaba claro quién teníamos que reaccionar. Así que decidimos hacerlo porque el riesgo de colisión era cercano a 1 entre 1.000». Lo que no queda claro es por qué SpaceX se negó a mover su satélite. Krag dice que su sistema de propulsión eléctrica no les permite «reaccionar tan rápido» como la propulsión química del Aeolus de la ESA.
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