¿Cómo iban al baño los astronautas que viajaron a la luna en el Apolo 11?
Hoy se cumplen 50 años desde que despegó de la tierra la misión que llevaría al hombre a la Luna, un hito que marcó la historia de la humanidad, pues fue la primera vez que una misión tripulada por astronautas llegaba a tocar la superficie del único satélite natural de la Tierra.
Desde entonces, se demostró que las capacidades que tiene el ser humano de llegar a lugares poco imaginables son ilimitadas. Sin embargo, la hazaña trajo un gran número de dificultades técnicas, que fueron superadas gracias a las investigaciones de cientos de científicos, que ayudaron desde la Tierra a impulsar a aquellos astronautas que salieron en busca de pisar el suelo lunar.
Tanta era la complejidad del asunto que ciertas actividades, aparentemente sencillas, se dejaron en un segundo plano. Este es el caso de las herramientas que disponían los astronautas para hacer sus necesidades, tanto durante el trayecto, como una vez estando en la Luna.
Sanitarios espaciales
Según un reporte publicado en Business Insider, los astronautas estadounidenses tuvieron que esperar hasta los años 80 para disponer de un inodoro en sus naves espaciales. Técnicamente ya existía uno en la estación espacial Skylab en la década de los 70, aunque no era lo que se pensaba, pues se trataba de un agujero en la pared, lo que obligaba a los astronautas a secar sus heces en un compartimiento espacial.
Sin embargo, los astronautas que viajaron a la Luna en 1969 no contaron con esa suerte. Por lógica, el hecho inevitable de que tendrían que orinar y defecar durante los días que estuvieron a bordo estaba más que contemplar, pero las opciones que tenían eran muy limitadas.
Para orinar durante la nave se colocaban una especie de preservativo que se cambiaba diariamente y que iba conectado a una bolsa mediante una manguera. La sujeción no era muy buena, por lo que en algún momento tuvieron que lidiar con incómodos derrames.
No obstante, era todavía peor la cuestión con las heces. Para ello, utilizaban una bolsa de plástico, previamente fijada en la parte trasera con ayuda de cinta adhesiva, además contaban con un dispositivo para el papel higiénico y una protección para los dedos, que evitaba que los astronautas se mancharan en el proceso. Para mala suerte de todos, el sistema tampoco quedaba fijo, por lo que también tuvieron que lidiar con incidentes un tanto más incómodos que los derrames producidos con la orina.
Uno de los astronautas del Apolo 11 contó en una entrevista que avisó urgentemente la necesidad de un papel en la nave, puesto que tenían un excremento flotando en el aire, a causa de la ingravidez.
Todo lo anterior era el procedimiento que se utilizaba dentro de la nave. Sin embargo, para la misión del Apolo 11 fue necesario realizar una serie de cambios, ya que al llegar a la Luna dos de los astronautas debían salir al exterior para cambiar sobre el satélite y recolectar las muestras necesarias. Por ello, lo más fácil fue colocar una especie de pañal espacial en sus trajes, donde podían depositar cualquiera de sus necesidades durante el tiempo que estuvieron fuera de la nave.
Otra de las dudas que genera el asunto es lo que sucedía después con las heces de los astronautas. En realidad, una vez que salían de su cuerpo se convertían en una muestra más para llevar hasta la Tierra, ya que también formaba parte de la misión examinar cómo afectaba el viaje a su salud.
El tema del pañal espacial sigue siendo un reto incluso a día de hoy y para las futuras misiones, ya que sí se cuenta con sanitarios en el interior de la nave, pero en el exterior deben seguir utilizando las prendas de contención. Para ello, la NASA lanzó en 2016 una convocatoria que buscaba las mejores ideas para deshacerse de las heces de una manera limpia y segura para los astronautas. Los ganadores, que recibieron 30.000 dólares por sus aportes, propusieron tres opciones que la agencia espacial estadounidense ha tomado como guías para desarrollar futuras herramientas y así abandonar el pañal espacial.
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