Plantar árboles puede ser negativo para el medio ambiente si no se hace de manera correcta
«Para el primero de agosto la humanidad ya había consumido los recursos disponibles desde una perspectiva sostenible para todo el 2019»
La población mundial es cada vez más consciente de la difícil realidad que empieza a vivir la humanidad debido al rápido y prolongado deterioro de los ecosistemas de la tierra causado por la actividad extractiva del ser humano para suplir las necesidades de consumo del mercado.
Dolorosas coyunturas como la actual quema de millones de hectáreas del amazonas para la ganadería y la agricultura, que se ha convertido en una de las peores catástrofes ambientales de la década, han hecho que muchos ciudadanos hayan decidido implementar acciones que reduzcan su huella de carbono.
Tal vez la estrategia más popular entre las personas que quieren compensar la huella de contaminación y destrucción de recursos que genera el consumo humano es la de donar dinero para la reforestación o plantar árboles por sí mismos.
Sin embargo, diversas investigaciones demuestran que esta última estrategia ha tenido efectos contraproducentes debido a la insuficiente investigación del impacto que puede tener la reforestación en ciertos ecosistemas.
Por ejemplo, una investigación hecha por la Universidad de Carolina del Norte y citada por The Guardian, demuestra cómo algunas tácticas históricamente utilizadas por las compañías que se dedican a la reforestación tienen graves efectos en la cantidad de agua disponible para los ríos y quebradas, así como en la cantidad de nutrientes del suelo.
Específicamente, si la reforestación se hace en áreas claves para las cuencas hidrográficas, estas pueden secarse hasta en un 50% y la salinidad del suelo puede duplicarse, afectando el crecimiento de otras especies nativas.
Esto es especialmente grave si se realiza con árboles ‘foráneos’ al territorio.
Otra investigación publicada en la revista BioScience, desmostró como la reforestación irresponsable está ocasionando una importante reducción en el porcentaje de biomasas como las praderas, que prestan también servicios fundamentales a otros ecosistemas y almacenan cantidades relevantes de CO2.
Esto no quiere decir que la reforestación sea mala o innecesaria, sino que su realización sin la validación de un equipo de expertos puede ser irresponsable y sus efectos colaterales pueden ser destructivos para los ecosistemas.
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