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Stiven Cartagena

24 abril, 2019

Apple emprende una iniciativa para proteger los manglares del Caribe colombiano

La tecnológica Apple, la ONG Conservation International y varias comunidades colombianas firmaron una alianza para conservar y restaurar el bosque de manglares de la Bahía de Cispatá, ubicada en el departamento de Córdoba, según informó el pasado lunes la compañía de la manzana a través de un comunicado.

El manglar, situado en la parte del municipio de San Antero en la que desemboca el río Sinú, tiene una extensión de 109 kilómetros cuadrados, y se espera que retenga un total de un millón de toneladas métricas de CO2 durante su alcance de vida útil.

«Estos bosques son herramientas importantes para la naturaleza, que busca librar la batalla contra el cambio climático», dijo la vicepresidenta de Medio Ambiente, Políticas e Iniciativas Sociales de Apple, Lisa Jackson.

Las comunidades que participan de esta iniciativa destacaron que los manglares son «un salvavidas para las comunidades costeras de Colombia», ya que las protegen de las mares y gracias a su diversidad de flora y fauna «ofrecen alimento y suministro de manera para las familias».

Los pescadores locales de la bahía de Cispatá navegan por los canales que conducen a los manglares y salen de ellos para pescar la pesca del día. Los peces más comunes en la zona son el pargo, el róbalo, la mojarra y el sábalo.

De igual manera, hacen una función de equilibrio ambiental ya que absorben el dióxido de carbono y, según varios estudios citados en el comunicado, pueden almacenar hasta 10 veces más de CO2 que los bosques terrestres.

No obstante, la conservación de los manglares se ve amenazada por las consecuencias de la actividad agrícola y el cambio climático.

«En todo el mundo, hemos perdido la mitad de los bosques de manglares del mundo desde la década de 1940, por lo que es hora de que empecemos a preservarlos y buscar su restauración», añadió Jackson.

Por su parte, Conservation International dijo que la destrucción o degradación de los manglares y otros ecosistemas de la costa provoca la emisión a la atmósfera del carbono almacenado por siglos, por lo que se vuelven fuentes de gases de efecto invernadero.

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